La arquitectura puede cambiar la cultura y transformar a las personas, brindándoles nuevas formas de ver el mundo y mejorar su calidad de vida. La llamada arquitectura humanitaria busca eso: ir más allá del glamour, la funcionalidad, la espectacularidad, la construcción y la fama. Es un compromiso social que busca trabajar con la gente y no sólo para la gente.
Una de las organizaciones más importantes que se han unido con este compromiso social, en donde se genera la conciencia social, principalmente en zonas pobres y marginadas es Architecture for Humanity, que además de encontrarse en nuestro país, lo podemos encontrar además en otros 24 países al rededor del mundo, esta organización ofrece servicios de diseño, construcción y desarrollo comunitario a poblaciones de escasos recursos o en crisis.
Para el cofundador de AFH, Cameron Sinclair, la principal intención es crear una ciudad que fuera una joya. Su primer proyecto es emblemático, al construir viviendas de emergencia para los refugiados de la Guerra de Kesovo (1999). Esto proyecto ha ayudado a más de dos millones de personas y ha construído más de 3 mil estructuras, entre los que se encuentran áreas deportivas, planeación urbana, escuelas rurales y comercios comunales, en donde la comunidad también participa a la elaboración de este proyecto.
El uso de materiales ecológicos y locales es el plus de este proyecto, pues se reducen los costos de transportación. AFH ha realizado proyectos micro y macro en los que podemos encontrar desde refugios de emergencia hasta carruseles para niños.
En la actualidad existe una diversidad inmensa de posibilidades, en un mundo preocupado por la superficialidad, ellos se enfocan en los que están en desamparo para crear una arquitectura sustentable, ecológica, pero sobre todo, con buenos fines de ayuda para la población.