Hay muchas clasificaciones de arte; el cine, el teatro, la música, la pintura, la escritura, la arquitectura, etc. etc. Pero hoy en día uno de los que mayor predomina, es el famoso arte callejero. Estas expresiones artísticas nacieron aproximadamente hace 50 años como un arte arriesgado en el ámbito estético que se la vivía retando los mandatos del gobierno y hasta de los empresarios.
Este tipo de arte es una batalla continua entre la bomba publicitaria que invaden casi todas las calles de la ciudad, pero al mismo tiempo, es también un problema para la imagen y perduración de los edificios arquitectónicos, pues los graffitis, esculturas, videoproyecciones o cualquier edificio es un buen espacio para delinear un mensaje.
Estados Unidos fue el país precursor de este movimiento durante los años 60, se relacionaba directamente con el vandalismo y con las expresiones políticas que dominaban las calles el mes de Mayo del 68 francés.
Lo cierto es que en nuestro país son una arma constante que daña públicamente la imagen del lugar como tal, pues muchas veces son expresiones sin sentido alguno, lo cual genera que ese sitio obtenga una imagen hasta cierto punto nefasta para el público.
En México, el graffiti nace en la frontera con Estados Unidos como un lugar ideal para el intercambio cultural, sin embargo es en Guadalajara en donde este movimiento se desarrolla con más intensidad, en Aguascalientes también se vio el crecimiento de la escena del graffiti, y en la Ciudad de México, este medio de expresión de ha dado con mayor desarrollo en lugares donde la crisis económica y el movimiento de la población son un foco rojo, utilizando al aerosol como instrumento básico para «marcar su territorio».
Las actualizaciones constantes y el apoyo e interés por este arte es visible, los videogamings, grabaciones que utilizan recursos digitales para desplazarse a distintos rubros, sobre todo el del arte contemporáneo y el de las calles, son una de las innovaciones tecnológicas que apoyan sin duda alguna este medio de expresión.
Debemos saber valorar y apoyar este tipo de expresiones siempre y cuando cumplan con los estándares personales para calificarlos como arte, hay muchos graffitis que valen enormemente la pena verlos, pero desafortunadamente, muchos de esos también son únicamente rayas que no expresan nada, al menos para los que estamos del lado del espectador sin saber el contexto con el que se realizan.