Todos tenemos sueños a lo largo de nuestra vida; comprar una casa, viajar a París o a la reserva natural de Machu Picchu, allá por el bello Perú, tener en México un automóvil último modelo, tipo BMW que nos lleve de un lugar para otro de la manera más cómoda y lujosa posible o bien, el más común y hermoso de todos los sueños, el de formar una familia llena de amor y salud que nos llenen de sonrisas día a día, sin embargo, otros tantos desean poder llevar a cabo un sueño que creemos que la mayoría de nosotros hemos tenido por lo menos una vez en nuestra vida: el sueño de volar.
Y es que debido a que el verbo volar se ha convertido en un sinónimo de libertad, el deseo de poder lograrlo significaría para muchos de nosotros un acontecimiento natural que podría romper con muchas de las ataduras mentales con las cuales acarreamos debido al estrés mental y laboral que nuestras actividades diarias originan.
Científicamente la acción de volar se lleva a cabo por la fuerza de sustentación que es producida por la acción del flujo del aire a través de las alas, esta fuerza de sustentación se produce porque la presión del aire es menor en la parte inmediatamente sobre el ala y ligeramente superior en la parte inferior del ala, es por ello que las aves obtienen mediante sus alas una fuerza vertical similar a una fuerza de empuje hacia adelante debido a que la fuerza de sustentación se produce en una dirección perpendicular a la del flujo del aire, la que en el vuelo horizontal se produce en la parte inferior del ala, por lo tanto la fuerza de sustentación posee un componente hacia adelante.
Esto es sin duda alguna el mecanismo del vuelo en las aves, pero lamentablemente en nosotros, seres humanos, no existe este tipo de mecanismos debido a que no contamos con la fisionomía para poder lograrlo. En el año 2012 un ingeniero holandés llamado Jarno Smeets se convirtió en el primer hombre en la historia que ha realizado con éxito un vuelo con unas alas de construcción propia inspiradas en el movimiento y en la estructura de las alas de aves.
Las alas creadas con dos controladores de movimiento de la Wii, los acelerómetros de un teléfono inteligente HTC Wildfire S y unos pequeños motores TURNIGY para kits de robótica fueron suficientes para llevar a cabo el mayor sueño de este hombre, quien se convirtió en el primero en poder lograrlo.
Pero para nosotros que, o carecemos de este talento de creación o para los que no tenemos tiempo ni idea de cómo poder llegar a realizar tan maravilloso invento, existe otra opción, una de nuestras favoritas además de todo, que si bien no nos ofrecen la aventura auténtica de volar como las aves, nos proporciona una aventura que se asemeja en todo lo posible. Los vuelos en globo que realizan en varias partes de nuestro bello país, desde Teotihuacán, Hidalgo, Tequila y Amatitán Jalisco, Tequesquitengo y Tlaxcala.
Un acontecimiento bellísimo en donde podrás sentir una total libertad hasta los 15 mil pies de altura sobre el nivel del mar. No te pierdas esta maravillosa oportunidad y siente el placer de sentirte como las aves en un globo colorido que hará de tu día algo espectacular.